En persona se presenta como Andrea Mateos. En redes la encontraréis bajo el nombre de @prepyus. Y en la portada de su último libro firma como Eloísa Berenguer Alarcón. Tres nombres que, como capas estratigráficas, se superponen para darnos una visión global de esta periodista, escritora, poeta y -esto lo añadimos nosotras- mujer todoterreno con un Máster en Comunicación Institucional que actualmente compagina la dirección de la asociación cultural Las Asilvestradas con su faceta como autora.
Germinativa, su última obra publicada y lanzada en primicia en el club de Greta, es una singular mezcla de diario, crónica de viaje y ensayo. Una pequeña joya editorial que trasciende los géneros e invita a ser leída con calma y sin ideas preconcebidas. Sobre los desafíos y libertades que le ha supuesto crear y publicar este libro hablamos con Andrea-prepyus-Eloísa en esta entrevista.
PREGUNTA. ¿Cómo ha sido la experiencia de abordar otros estilos diferentes a la poesía? ¿Qué desafíos y libertades has encontrado?
RESPUESTA. Antes que cualquier otra cosa, me siento poeta. De hecho, tenía intención de que Germinativa fuera también otro poemario. O esa era mi idea cuando comencé a escribirlo. Sin embargo, ocurre que a veces son las letras las que te eligen a ti, y no a la inversa. A medida que le iba dando forma me di cuenta de que lo que estaba construyendo era, en realidad, un diario. Mis lectoras llevaban tiempo queriendo verme en narrativa y me dije… ¿por qué no? Me pareció genial, teniendo en cuenta el último premio Nobel concedido a Annie Ernaux, puesto que sus principales fuentes de documentación son sus propios diarios. Así que el género en el que me estaba embarcando no podía ser más actual.
P-. Y aparte de Ernaux, ¿hubo alguna influencia literaria que destacarías por encima del resto?
R-. Ha sido un año en el que he leído a grandes autoras. Hablo en femenino porque, desde hace tres años, estoy haciendo el ejercicio de leer únicamente a mujeres. Aún hay gente a la que esto le extraña, pero es a esas mismas personas a las que, en cambio, no les inquieta que el 90% de autores que se siguen promoviendo en las instituciones educativas sean hombres. No quiero perderme la escritura de la mitad de la población y mucho menos la que se corresponde con la de mis compañeras porque su historia es también la mía. Así que este 2023 he absorbido el néctar de Elena Quiroga, Virginia Woolf y Sylvia Plath. Pero también de autoras actuales como Clara Obligado, Eva Gallud y Valeria Mata. A todas ellas las menciono al final de mi libro porque últimamente está muy de moda publicar la lista de Spotify con las canciones que nos han inspirado en el proceso de creación pero, por el contrario, prácticamente nadie reconoce las voces de las autoras que nos han calado. Y son muchas. No se puede aprender a escribir sin leer a las grandes. Hablar sobre ellas, citarlas, es mi forma de darles las gracias.
P-. La mezcla de diario, crónica de viaje y ensayo es bastante única. ¿Cómo describirías la estructura de tu libro?
R-. Tenía muy claro desde el comienzo que quería que el libro estuviera dividido en varios apartados. Y en varios apartados, además, que hicieran alusión a los elementos naturales porque estoy en una fase ahora mismo en la que me encanta abordar temas silvestres. Creo que, después de la pandemia, necesitamos lecturas refrescantes que nos hagan sentir en calma, pero también que promuevan el pensamiento crítico. No se puede salir indemne de una crisis. Al menos, no a nivel moral. Y eso es lo que he pretendido hacer con mi libro. Como escribí, existen fragmentos que te acarician y sacan una sonrisa y otros que te punzan y producen incomodidad. Y en todos ellos, por supuesto, la naturaleza es también un elemento protagonista. Porque no podemos vivir sin ella.
P-. ¿Da pudor publicar un diario, aunque sea de intimidades «compartidas»?
R-. Hay una pregunta que siempre hago a mis alumnas en los talleres: «¿Deja la intimidad de ser íntima cuando se comparte?». Todavía no he encontrado una respuesta, pero creo que hay preguntas que se formulan sin buscarla. El mero placer de pensar en ella es suficiente. Lo que sí creo es que hay que diferenciar la intimidad que se gesta desde la intención social de aquella que se encumbra únicamente como acto de soledad y liberación. Dicho esto, yo jamás publicaría mi diario íntimo, el diario que tengo bajo la almohada (y espero que mis futuros herederos jamás lo hagan, ahora que está tan de moda publicar diarios de autoras fallecidas). En cambio, cuando comencé a escribir Germinativa, sabía que esa parte de mi intimidad sí necesitaba compartirla. Es parecido a publicar en las redes sociales, una práctica que realizo de forma habitual en @prepyus. Una intimidad… íntima, pero no mucho [ríe].
ESCRIBIR, EMOCIONAR, PROVOCAR
Mateos (Madrid, 1991) publicó su primer libro en el año 2020: Mis otras primeras veces. Le seguirían El sonido de la limerencia (Premio Nacional de Poesía Letrame 2022) y La mujer que brota (2022).
P-. Tu primer libro ya exploraba la prosa poética. ¿Te sientes cómoda con la literatura experimental?
R-. A veces me da miedo publicar un nuevo libro porque siento que soy de esas autoras que quieren explorar todos los géneros literarios, zambullirse en cada uno de sus registros. Soy una persona curiosa y me gusta ponerme a prueba, comprobar si soy capaz de escribir algo completamente distinto a lo del año anterior. Es cierto que en mis libros se nota una evolución. Es casi inevitable. ¡Y menos mal! Porque, de no ser así, querría decir que no estoy haciendo el ejercicio de honestidad de querer ser una mejor profesional cada día. Lo que sí es cierto es que, al final de cada uno de mis libros, dejo un poso para el siguiente. De hecho, estoy haciendo exactamente esto ahora mismo en esta entrevista, estoy dejando una pista de mi próximo trabajo. Por supuesto, querer abarcar varios géneros conlleva también una parte negativa porque a quien me ha conocido en poesía no tiene por qué gustarle mi narrativa y viceversa. Pero es que a mí me aburren los autores que se tiran décadas escribiendo sobre lo mismo. Me gustaría convertirme en esa escritora que nunca querría dejar de leer, que nunca se sabe qué esperar de ella. Qué terrible el día que dejemos de sorprendernos por las cosas, ¿no te parece? Sorprenderse es parecido a enamorarse.
P-. ¿Podríamos decir entonces que experimentar es parte de tu sello personal?
R-. La gente que conoce mi trabajo, que lo ha seguido desde el principio, así lo cree. Yo no sabría decirte. Es cierto que me gusta experimentar y, más que experimentar, lo que me fascina es hacer partícipe al lector. Un libro no puede ser nunca unidireccional, tiene que haber una conversación. Por eso siempre les dejo herramientas para que lo subrayen, escriban, dibujen, compartan. Un libro no puede acabarse nunca con el punto final del autor.
P-. En tus libros anteriores has sido elogiada (e incluso premiada) por tu estilo y tu habilidad para evocar emociones. ¿Qué emociones buscas despertar con Germinativa?
R-. Germinativa está dirigido a mujeres híbridas. A mujeres que buscan la calma como sinónimo de felicidad, que no dejan nunca de ser niñas, que contemplan el mundo con la inocencia de quien se sorprende por lo insignificante, que encuentran la hermosura en aquello que ha sido despojado de lo socialmente bello. Pero también a mujeres que se cuestionan, que reflexionan, que se incomodan y les escuece lo que pasa en el mundo. La vida es un regalo en sí misma y una forma de agradecer esta entrega no es solo admirando su magnificencia, sino también labrando nuestro pensamiento y luchando por cambiar todo aquello que consideramos injusto. Ojalá poder hacer sentir todo esto a la persona que lo lea.
P-. Además de todo esto, en Germinativa abres la puerta a una Colombia intensa y feraz…
R-. Colombia me ha transformado por completo. No soy quien era después de Colombia. Como pongo en el libro, cada vez que acudo a ella algo cambia y permuta. Es una realidad que se desborda, tan palpable como un arroyo que borbotea. A mí me tiene completamente fascinada su naturaleza de contrastes. Es un país que te apalea y, a la vez, te devuelve a la vida. Colombia es la fuente de la que emanan mis letras. A modo particular, hay una visión que jamás voy a olvidar y que he tratado de retratar, incluso, en las últimas páginas del libro. Eran las cinco de la mañana, estaba de vacaciones en una finca cafetera, tomando un tinto (café) recién molido y con la imagen de los colibríes en la balaustrada de mi terraza. No quiero desvelaros mucho más, pero para mí ese momento fue lo más parecido a la felicidad máxima que he experimentado nunca. Sentí que podía morirme allí mismo. Y no me hubiera importado.
P-. ¿Te gusta provocar (en la mejor acepción del verbo) al lector?
R-. Me gusta provocar, claro que sí. Algunas veces como flama cálida y albergue y otras como llama ardiente y fuego bravío. Esa es la esencia de mi hibridez. Y quisiera que, después de este libro, la gente se fuera con la idea de cuestionárselo todo. Incluso mi libro. Pero, especialmente, aquello que nos atañe a nosotros mismos.
P-. Como autora joven que ya va por su cuarto libro, ¿cómo ves tu evolución como escritora?
R-. Ahora mismo estoy en un momento muy feliz de mi trayectoria artística. Mi único objetivo para este año, además de seguir trabajando y perfilando mis letras, es alcanzar el equilibrio entre mis proyectos y una vida cada vez más lenta y analógica. Voy a centrarme mucho en estos dos últimos puntos porque el concepto de mujer todoterreno que nos han vendido (y al que yo aspiraba hasta hace relativamente poco) es una mujer que siempre acaba con la lengua fuera. No quiero eso para mí. Digamos que este 2024 voy a emprender un poquito más en mi persona [risas].
P-. ¿Qué proyectos tienes entre manos a medio plazo?
R-. Estoy trabajando en una novela que me está costando sudor y lágrimas porque el proceso documental está siendo muy largo y a veces llega un punto en el que no sé qué hacer con tanta información, cómo confeccionarla. Pero así es cualquier proceso artesanal y la escritura entra dentro de esta categoría.
P-. Para terminar, ¿qué libro nos recomendarías para…
… regalar a una amiga? Escritoras, de Carmen G. de la Cueva y Ana Jaren.
… afrontar un día de lluvia? Ana la de Tejas Verdes de Lucy Maud Montgomery.
… viajar al otro lado del mundo? Todo lo que se mueve de Valeria Mata.
… llevarnos de picnic? Una tarta de rododendros de Margery Sharp.