Los palacios y castillos de la emperatriz Sissi

Como bien nos ha mostrado la politóloga y escritora Ana Polo Alonso en su biografía, la emperatriz Sissi fue una mujer rebelde, con inquietudes propias y una personalidad compleja que encontró en los viajes su válvula de escape. Hacemos un recorrido por algunos de los palacios y castillos que marcaron su vida, desde la fortaleza a orillas del lago Starnberg en la que se crió hasta el palacio que recibió como regalo de bodas o la residencia de su cuñado frente al Adriático a la que huía en cuento tenía ocasión. 

PALACIO DE SCHÖNBRUNN

Esta residencia imperial es uno de los grandes iconos de Viena junto a Mozart, Klimt o el Prater. Y por supuesto, ha pasado a la historia como «el palacio de Sissi». Abierto al público, se pueden visitar sus estancias más espléndidas, desde la Gran Galería donde se celebraban los banquetes imperiales al Salón Chino Circular donde la emperatriz María Teresa (madre de la reina María Antonieta y abuela de Francisco José) recibía a su canciller; el Salón de Desayuno o el Salón Chino Azul, donde abdicó Carlos I. En su Orangerie se midieron dos genios de la música como Mozart y Salieri para demostrar a la Corte quién era mejor compositor. Y precisamente a la música se siguen consagrando varios de sus espacios: cada día la orquesta de Schönbrunn ofrece conciertos y óperas con artistas invitados (45 €). En los alrededores del palacio destacan el Museo de Carruajes Imperiales y el Tiergarten, el zoo más antiguo del mundo.

PALACIO HOFBURG

Residencia de los Habsburgo durante más de 600 años, el palacio Hofburg es un complejo monumental vienés que abarca los antiguos aposentos imperiales, museos, iglesia y capilla, la Biblioteca Nacional de Austria, la Escuela de Invierno de Equitación y el despacho del presidente del país. Lo más destacado para nosotras, sobre todo después de haber leído la biografía de Sissi de Ana Polo Alonso, son los apartamentos imperiales (Kaiserappartements) y el Museo de Sissi. Los primeros comprenden 19 estancias, oficiales y privadas (todas espléndidamente decoradas), de la emperatriz Sissi y el emperador Francisco José. El Museo de Sissi, por su parte, consta de seis salas con más de 300 objetos personales, retratos y memorabilia de la emperatriz, desde su caja de acuarelas hasta una réplica del vestido que lució el día antes de su boda con Francisco José.

CASTILLO DE POSSENHOFEN

A casi 500 kilómetros al oeste de Viena, a orillas del lago Starnberg, se erige el castillo que vio crecer a la princesa Elisabeth. Construido en el siglo XVI como residencia de verano del duque bávaro Wilhelm IV, pasó por distintos dueños y reconstrucciones hasta llegar en 1834 a manos del duque Max de Baviera, padre de Sissi. Este amplió el castillo con tres alas y una capilla. Cien años después, en 1940, la propiedad fue vendida y se convirtió sucesivamente en sede de la Luftwaffe, hospital militar y fábrica de motores auxiliares para motocicletas. En 1980 se restauró por completo y se convirtió en un complejo de apartamentos. Ahora brilla con un nuevo esplendor, aunque no se puede visitar.

VILLA DE BAD ISCHL

La familia imperial solía alquilar cada año la Villa Imperial de esta ciudad balnearia al este de Salzburgo para pasar sus vacaciones de verano. Fue aquí donde Sissi y Francisco José se conocieron y donde se anunció su compromiso. La archiduquesa Sofía decidió comprarla como regalo de bodas para la pareja  y la amplió con la Kaiservilla, un ala nueva para el emperador con jardín inglés y estancias decoradas con exquisito gusto. Más adelante el propio Francisco José, quien definía este palacio como «el cielo en la tierra», crearía un cottage para Sissi de estilo inglés isabelino dentro del parque. Toda la Villa y la finca que la rodea están impregnadas de recuerdos de la joven emperatriz y de una época de esplendor en la que recibieron aquí a grandes estadistas, escritores, compositores y artistas de fama mundial.

PALACIO DE GÖDÖLLÖ

El peregrinaje por la vida de Sissi tiene una parada muy especial en Hungría, de la que Sissi fue reina. El castillo de Gödöllö, a las afueras de Budapest, es un precioso edificio barroco (el más grande del país) construido en 1735 por orden de Antal Grassalkovich I, confidente de la emperatriz María Teresa. Al morir sin descendientes, el palacio pasó por distintas manos hasta que en 1867 el estado húngaro lo adquirió para Francisco José y Sissi como regalo de coronación. Desde entonces se convirtió en uno de los destinos de vacaciones de la pareja imperial: aquí organizaban carreras de caballos, cacerías, recibían a la flor y nata de la sociedad y, cuando la emperatriz buscaba tranquilidad, se quedaba leyendo en sus aposentos o paseando por los jardines cuajados de sus flores favoritas: violetas y pensamientos. Recuperado y restaurado en 1996 tras el periodo de dominación soviética, hoy Gödöllö abre al público más espléndido que nunca con mobiliario original de la época, como el tocador de Sissi.

PALACIO DE SASSETOT

Austria, Hungría… y Francia. Las huellas de la emperatriz Sissi nos llevan ahora hasta Normandía y su residencia de verano en la localidad de Sassetot-le-Mauconduit. Un magnífico palacio construido en el siglo XVIII y propiedad de la familia Boishébert, quien se lo alquiló a la familia imperial en el verano de 1870. Rodeado de más de diez hectáreas de naturaleza y catalogado como Monumento Histórico, ha sido reconvertido en hotel y restaurante gourmet con el original nombre de… Château de Sissi. En cualquier caso nos encanta para darnos el capricho y sentirnos reinas por un día en una de sus treinta habitaciones.

CASTILLO DE MIRAMAR

En su afán por huir de la corte austriaca, Sissi buscó refugio en distintos destinos. Uno de ellos fue la preciosa ciudad de Trieste (hoy italiana), donde su cuñado el archiduque Max había construido un fabuloso castillo para él y su mujer, Charlotte de Bélgica. Tan magnífica residencia solo pudieron disfrutarla durante cuatro años, antes de ser nombrado emperador de México y asesinado en un tiroteo al otro lado del Atlántico en 1867. El castillo de Miramar, construido en mármol blanco al borde del mar y rodeado de un bosque de especies exóticas, se convirtió desde entonces en destino habitual de la emperatriz Sissi, quien amaba sus grandes ventanales con vistas al Adriático y lo utilizaba de base para explorar la zona, a veces de incógnito. Tanto el castillo como el parque se conservan en perfectas condiciones y permanecen abiertos al público.

HERMESVILLA

En el corazón de los antiguos cotos de caza imperiales de Viena se encuentra el «Palacio de los Sueños», como llamaba Sissi a Hermesvilla. Francisco José se lo encargó al arquitecto Carl von Hasenauer, quien tardó más de cinco años en construirlo, y artistas como Ernst y Gustav Klimt, Franz Matsch o Hugo Charlemont decoraron el interior, que contaba con gimnasio, toda una revolución en la época. El emperador se lo regaló a Sissi con el afán de que pasase más tiempo en la capital del imperio. La residencia, a imagen y semejanza de las villas de campo burguesas de corte romántico, alberga hoy una exposición de fotografías, documentos y objetos personales de su vida cotidiana. Destaca la enorme cama real, de la época de María Teresa, y los murales de Hans Makart.