Esta gaditana de pro es una de las autoras más prometedoras del thriller español. Su bibliografía incluye varios relatos cortos multipremiados y una primera novela, Perro que no ladra (Ed. Suma), que fue un éxito de ventas. Con motivo del lanzamiento de su segundo título, El hambre del pelícano, hablamos con Blanca Cabañas sobre su nuevo libro, su amor por Cádiz y los retos de ser una autora superventas.
Con apenas 33 años y una pasión por la escritura que se remonta a su niñez, Blanca Cabañas sabe capturar la atención del público con historias intensas y personajes complejos que navegan en los mares del misterio, los secretos y las mentiras. En su última novela ha preparado un cóctel muy potente que combina la desconocida historia fenicia de Cádiz, una joven muerta en un acantilado y un matrimonio en crisis. Claro que antes de abordar El hambre del pelícano debéis estar advertidos: con Blanca Cabañas nada es lo que parece.
PREGUNTA. ¿Cómo definirías tu última novela, El hambre del pelícano, en tres palabras?
RESPUESTA. Interesante, frenética y sorpresiva.
P-. ¿Se escribe con más presión cuando en tu bibliografía tienes varias publicaciones premiadas y tu anterior libro, Perro que no ladra, ha sido un éxito de ventas?
R-. Por supuesto, ahora hay un público lector que espera lo siguiente que venga de mí y, como autora, no puedo ofrecer lo mismo. Por eso, con esta segunda me he tomado mi tiempo para que la receta fuera única: he cambiado la estructura, he construido más personajes, he creado dos líneas temporales a partir de una muerte, he partido de un inicio muy potente y he buscado mantener ese ritmo durante toda la novela. Además, he empleado mucho esfuerzo en construir una historia redonda que bebe de un mundo nunca antes explorado desde el thriller, como es la arqueología subacuática y el patrimonio histórico.
P-. El escritor noruego Jo Nesbo ha comentado en alguna entrevista que muchas ideas para sus novelas le llegan durante el estado de duermevela. ¿Cómo le llegó a Blanca Cabañas el punto de partida para El hambre del pelícano?
R-. Lo tenía frente a mis ojos. Vivo en Chiclana, una localidad costera de Cádiz. Si tienes la suerte de visitarla, será inevitable que conozcas el castillo de Sancti Petri. Sobre él se cuentan innumerables historias, pero todas hablan en realidad de un santuario que daba culto a un dios fenicio llamado Melkart y cuya ubicación exacta es un misterio. Los restos arqueológicos encontrados en el caño de Sancti Petri avalan la antigüedad de Cádiz. Si estas tierras tienen tres mil años y apenas podemos encontrar a simple vista vestigios de aquella época, ¿qué esconde el mar? Y la pregunta más cruda de todas: ¿Qué haría el ser humano si tuviera la suerte de toparse con una reliquia de incalculable valor cuyo contexto histórico es sumamente importante?
P-. ¿La arqueología es una materia que te ha interesado siempre o has tenido que documentarte mucho para introducir a Melkart en la trama?
R-. He tenido que documentarme muchísimo. He leído todo lo que encontré acerca de los exvotos de Melkart. He visitado el Museo de Cádiz, lugar donde se halla el lote más copioso de estatuillas y me he reunido con profesionales encargados de la restauración y conservación de piezas. Incluso me han permitido entrar en el taller donde se someten a baños prolongados a estas reliquias procedentes de entornos subacuáticos. He hablado con la Guardia Civil, con el escultor Antonio Aparicio Mota, con el buzo incautado de San Fernando… Ha sido mi reto, mi viaje.
P-. ¿Crees que necesitamos conocer y respetar nuestro pasado para ser mejor sociedad en el futuro?
R-. Creo que sí, que podemos aprender de nuestros orígenes y de nuestros errores. Y es una pena que, por codicia, desconocimiento o por la idea romántica de tener una reliquia en el salón, el resto del mundo se pierda conocer y disfrutar de una pieza arqueológica que tiene mucho que decirnos acerca de su contexto histórico.
REBASAR LA LÍNEA DEL MAL
Los lectores habituales de Cabañas saben que esta joven escritora y maestra de educación especial maneja con maestría la tensión, demuestra un profundo conocimiento de la psicología humana y plantea un juego narrativo que nos mantiene alerta hasta la última página.
P-. Casi todos los personajes de la novela están rodeados de claroscuros. ¿Alguno que te haya resultado especialmente antipático?
R-. La suegra es un personaje muy odioso, pero ha causado risas entre los lectores. Creo que este tipo de personajes son necesarios, ponen en el borde del precipicio a otros. Es el caso de Rodrigo, el marido del matrimonio en crisis, que, pese a conocer las consecuencias y peligros que puede suponer lo que está a punto de hacer, rebasa la línea del mal empujado por su suegra. Esto hace que, aun tomando malas decisiones, el lector lo entienda y empatice con él. No lo digo yo, lo dicen los lectores.
P-. Avaricia, traiciones, abusos, infidelidades… ¿Dirías que los escritores de novela negra percibís la realidad de un modo distinto?
R-. No sé si de un modo distinto, pero seguramente estamos más atentos y, en mi caso, me es imposible ver simplemente una película o leer un libro. Siempre tengo a mano una libreta o el bloc de notas del móvil por si veo algo que me llama la atención o se me ocurre una idea.
P-. ¿Cómo desconectas después de escribir sobre el lado más oscuro de las personas?
R-. Durante el proceso de escritura no leo, por miedo a que la lectura me influya en lo que escribo, e intento evadirme viendo series y películas que no tienen nada que ver con lo que estoy escribiendo, pero es difícil desconectar. Cuando doy la historia por finalizada, esta obsesión acaba, por suerte.
P-. Al igual que en Perro que no ladra, en esta nueva novela la trama nos lleva hasta Cádiz y nos muestra otra faceta de esta provincia más allá de sus playas. ¿Te sientes cómoda ambientando tus novelas en tu tierra o es un reto adicional?
R-. Para mí supone escribir sobre la verdad y sobre lo que conozco y, en lo personal, me hace mucha ilusión que los lectores locales recorran los escenarios o que, incluso, lectores que están por Chiclana de visita se dediquen a hacer una ruta por los lugares de los que hablo. En la presentación que hice en Chiclana, una bibliotecaria de Guijuelo, un pueblo de Salamanca, me contaba que había terminado la novela mirando al castillo de Sancti Petri. Si puedo hacer que alguien mire con otros ojos lo que yo veo todos los días, se habrá hecho la magia.
P-. La gran escritora canadiense Margaret Atwood afirma que «Los escritores, tanto los hombres como las mujeres, han de ser egoístas para tener tiempo de escribir, pero a las mujeres no se las educa para ser egoístas». ¿Crees que esto está cambiando?
R-. Quiero pensar que sí, que la sociedad está evolucionando y estamos lejos de esa educación patriarcal en la que la mujer era preparada para otros quehaceres que no incluían dedicar tiempo a sus aficiones y objetivos. La escritura absorbe mucho tiempo y es con trabajo y constancia como se consiguen los frutos en esta carrera de fondo. Como a cualquier otro sueño, hay que dedicarle muchas horas.
P-. ¿Qué tal te llevas con el mundo ChatGPT? ¿Llegará el día en que la inteligencia artificial urdirá una trama de novela negra que pueda sorprendernos?
R-. Conozco ChatGPT desde mi profesión de maestra. Es una IA que solemos usar en la docencia para crear recursos a partir de indicaciones muy específicas. Defiendo su uso en este ámbito, pero no en el de la escritura. Una novela se nutre de las experiencias del escritor, eso no puede ofrecerlo una máquina.
P-. ¿Te sientes cómoda en el thriller o te gustaría explorar otros géneros literarios?
R-. Me siento muy cómoda en el thriller y es un género que me permite explorar otros. De hecho, en Perro que no ladra, mi primera novela, desnudé un mundo más psicológico y hablé del Síndrome de Capgras, que hace al paciente no reconocer a alguien de su entorno próximo. El hambre del pelícano tiene matices históricos e incursiones en el Patrimonio Histórico. La tercera beberá de una fuente de conocimiento distinta, pero siempre a favor de los ingredientes del thriller: ritmo frenético, giros inesperados y un final sorprendente.
P-. ¿Hay algún aspecto de tu vida (afición, manía, filia…) que no aparezca en tu biografía oficial y puedas confesarnos?
R-. Me encanta viajar, la playa, la música urbana y las series. He visto muchas y mi favorita siempre será Perdidos.
R-. ¿A qué le tiene miedo Blanca Cabañas?
R-. A las alturas, tengo vértigo. Y a las grandes aglomeraciones de gente, según en qué sitios puedo incluso desmayarme.
ASÍ ES LA BLANCA CABAÑAS LECTORA
Como broche a esta entrevista, la autora gaditana nos confiesa cuáles son sus manías y rituales lectores.
¿Cuál es tu género literario favorito?
Aunque intento leer de todo, mi género favorito es, por supuesto, la novela negra, más concretamente el thriller psicológico y el domestic noir.
¿Una autora o autor del que te confieses fan?
Dolores Redondo, me encanta el uso que hace de los agentes climatológicos y de la ambientación en sus novelas.
Para leer, ¿libro en papel o electrónico?
Papel siempre, soy de las que doblan las esquinas al leer y vuelve a los libros una vez leídos.
¿Sueles prestar los libros que te han gustado o los guardas bajo llave?
Me cuesta, pero suelo prestárselos a mi madre, que es una lectora voraz y ella a mí, claro.
¿Te da apuro abandonar la lectura de un libro que no te engancha?
Intento no hacerlo, pero si le he dado muchas oportunidades a la novela y no estoy disfrutando lo más mínimo de ella, la abandono.
¿Eres lectora de un libro cada vez o puedes simultanear varias lecturas?
De uno solo, no entiendo cómo pueden leer varios a la vez. ¡Me haría un lío y mezclaría las tramas!
¿Cuál es tu rincón preferido para leer?
En casa, en el sofá, viendo llover a través del ventanal del salón.