Agustina, la marca que te hará volver a enamorarte del vermut

Tras años arrinconado por la cerveza, el vino y el gin-tonic, es un hecho que el vermut vuelve a triunfar en las barras. Y parte de culpa la tienen proyectos de nuevo cuño como Agustina, que conecta con una nueva generación de consumidores que hablan el mismo idioma, el del disfrute consciente. «La gente joven quiere experiencias con alma y el vermut tiene esa magia del ritual, del momento compartido», confiesan las tres mentes privilegiadas (y disfrutonas) tras este marca alicantina.

Agustina no es una, sino tres personas: Maider, Yolanda y Vanesa. Inquietas y creativas, dieron a luz a esta marca de vermut en 2024 en Petrer (Alicante), con la idea de recuperar el ritual del vermut desde una mirada contemporánea, estética y vital. «Agustina no es solo una bebida, es una actitud de rebeldía», apuntan.

Y nada de negocio familiar heredado o de raigambre vermutera, su única experiencia previa era la de tomar el vermut. «Veníamos de otros mundos creativos, pero eso fue precisamente lo que nos dio libertad. Nos acercamos al vermut sin miedo a las normas, sin herencias ni moldes. Aprendimos desde cero, rodeándonos de gente que sí sabía, pero siempre manteniendo nuestra visión: un vermut que supiera tan bien como se ve».

Al comienzo compaginaron Agustina con otros proyectos profesionales, pero la firma empezó a crecer y, con ella, la necesidad de estar al cien por cien. Hoy es su prioridad absoluta. Y aunque siguen dedicando algo de tiempo a otros proyectos, «Agustina nos exige en cuerpo y alma —y nosotras estamos felices de dárselo todo».

Cuentan con un equipo pequeño pero muy ágil. «Somos tres personas de forma estable y colaboramos puntualmente con distintos profesionales para la fotografía o los eventos. Nos gusta rodearnos de talento que conecte con nuestro universo, más que crecer por crecer», continúan.

NOMBRE CON CARÁCTER

El proyecto nació de un viaje en furgoneta por el norte, con lluvia y carreteras infinitas. Pasaron unos días en Jaca (Huesca) con sus respectivos vermuts en tascas locales y fue cuando se dieron cuenta de que «la imagen típica de los vermuts no nos representaba. Lo que estábamos viviendo tomando ese vermut no tenía la esencia que evocaban las imágenes plasmadas en las botellas. Fue cuando surgió la idea de crear algo que nos representase de verdad».

El nombre Agustina llegó poco después, cuando volvieron a casa, pero nació del mismo espíritu. «Queríamos un nombre con carácter, con alma y que sonara a persona. Porque Agustina, más que una marca, es un personaje con vida propia».

La misma personalidad que tiene su packaging, al que le han concedido el Premio Alce de Plata. Reinterpretar el mundo del vermut desde una mirada contemporánea y femenina fue para estas tres emprendedoras un proceso muy natural. «Desde el principio sabíamos que queríamos huir del imaginario rancio del vermut clásico: ni relojes de oro, ni bares oscuros. Buscábamos luz, color y frescura. Una botella que apeteciera tener en casa como objeto de diseño, no solo como bebida. La imagen fue evolucionando hasta encontrar ese equilibrio entre lo artesanal y lo moderno, lo gráfico y lo emocional», declaran.

Maider es diseñadora gráfica y se encargó del diseño del logo y del branding de la marca. «A veces bromeamos con lo sencillo que resultó crear Agustina porque es como si ella misma se dibujase. Recibir el Premio Alce fue una confirmación preciosa de que el camino estético que habíamos elegido tenía sentido».

Por el momento, Agustina se defiende de la competencia con actitud. «Sabemos que rompemos con lo establecido y precisamente eso nos da fuerza. Hay espacio para un vermut que respire diseño, arte y disfrute contemporáneo. El público lo entiende: quiere cosas honestas, pero también bonitas. Agustina no intenta parecerse a los demás y esa diferencia es su mayor fortaleza. Es curioso ver las miradas de la gente cuando encuentran la botella de Agustina, siempre responden “¡qué bonita!”».

VERMUT SUAVE Y ELEGANTE

Aunque empezaron con venta online, poco a poco «hemos ido entrando en bares, tiendas gourmet y restaurantes que comparten nuestra filosofía. Nos gusta crecer despacio, de forma coherente, seleccionando bien los puntos donde Agustina encaja de verdad. No queremos estar en todas partes, queremos estar en los lugares donde la experiencia se vive completa. Estamos muy orgullosas de ese crecimiento, con cada nuevo establecimiento hacemos una fiesta en la oficina».

¿Y qué hace que este vermut esté tan rico? «No hay secretos, salvo la cantidad de cada botánico. Nuestra receta se basa en un equilibrio muy meditado de hierbas aromáticas, vino blanco de proximidad y un toque cítrico que lo hace único. Es un vermut suave, elegante y con personalidad. Y sí, tiene ese algo que hace que te apetezca repetir, pero no, no lo guardamos en una caja fuerte».

La producción local es una parte esencial del proyecto y por eso colaboran con proveedores de proximidad. «Petrer tiene una energía muy especial y si alguien reconoce este pueblo por Agustina nos sentiremos muy orgullosas de ello».

EN VASO XXL, POR FAVOR

La gente joven quiere experiencias con alma y el vermut tiene esa magia del ritual, del momento compartido. «Nuestro vermut traduce esa tradición a un lenguaje actual, visual, sensorial. No es solo lo que bebes, sino cómo te hace sentir. Eso es exactamente lo que buscábamos».

Y parte de esa conexión también tiene que ver con la imagen que proyectan en sus redes sociales: una de las imágenes más icónicas de Agustina es el vaso XXL en el que se sirven el vermut en Instagram. «Es divertido, desproporcionado y muy Agustina: una forma de reírnos un poco de los excesos mientras celebramos el placer de lo cotidiano. Al final, la gente lo entiende así: con humor y estilo. Y hasta parece haberse convertido en una corriente porque estamos viendo aparecer muchos vídeos de otras marcas de vermut (no diremos nombres) utilizando el mismo vaso y la misma estética de vídeo».

Para ellas, el momento Agustina ideal puede ser el aperitivo del domingo, una sobremesa infinita, una tarde de música y charla recordando batallitas sin mirar el reloj… Cualquier momento compartido con la gente que quieres. «Pero también esos días normales que, con una copa de vermut, se vuelven mejores. El momento Agustina es cualquiera en el que decides parar un segundo y disfrutar de verdad».

En cuanto a las metas de futuro, les gustaría que su compañía creciera sin perder su esencia. «Soñamos con consolidarla como una marca de referencia en el mundo del vermut, pero también como una marca cultural, que inspire a disfrutar con arte. Queremos seguir creando, colaborando con artistas, diseñadores, espacios… Y, sobre todo, seguir haciéndolo a nuestra manera».

EL VERMUT PERFECTO

El vermut nació para el aperitivo, pero tiene una versatilidad increíble. Acompaña muy bien tapas, quesos, encurtidos o incluso postres cítricos. A las fundadoras de Agustina les encanta con una tabla de ibéricos o unas gildas. «Si comienzas el aperitivo con vermut y continúas con una carne, verduras o incluso con un arroz o pasta, va genial. Su toque cítrico combina a la perfección con texturas más grasas, haciendo más ligeras las comidas».

¿Y cómo se toma el vermut? «Cada uno tiene su ritual, pero para nosotras el vermut perfecto lleva hielo, una rodaja de naranja (o pomelo) y una aceituna. Frío, pero sin disfrazarlo demasiado. Y siempre con tiempo por delante».

| Más información en www.agustinavermut.com