No hace falta irse muy lejos para pasar unos días llenos de acción: hay un buen puñado de islas y joyas ocultas sin salir de Europa para los que prefieren evitar los destinos turísticos de siempre y ponerse en modo explorador. Estas son cinco islas mágicas para escapar del bullicio y de la rutina.
En bicicleta por Estonia, a caballo en Turquía, rutas a los pies de un volcán en Sicilia… Nos calamos la gorra de exploradoras para apuntarnos a los planes más divertidos en las islas más insólitas.
1. PRANGLI (ESTONIA)
Este pequeño estado báltico (45.000 km2 de superficie, poco más que Extremadura) cuenta sin embargo con más de 2.000 islas. Prangli es una de ellas. Situada en el Golfo de Finlandia y cerca de Tallin, la capital estonia, se caracteriza por tener aguas menos heladas que otras islas vecinas. De hecho, los visitantes encontrarán allí saunas de madera y acogedoras cabañas escandinavas en las que refugiarse después de un baño. Aunque la isla es pequeña y un día es suficiente para recorrerla, es recomendable una estancia más larga para recorrerla en bicicleta y descubrir su encantador puerto de Kelnase, pueblos pesqueros y playas vírgenes.
2. TERSCHELLING (P. BAJOS)
Esta isla, la segunda más grande del archipiélago de Frisia Occidental, tiene como símbolo a Brandaris. Pero, ¿quién es Brandaris? Más bien, qué es. Se trata de un faro y no uno cualquiera, sino el más antiguo de los Países Bajos, construido en 1594 (en la imagen de abajo). La isla también es conocida por sus rutas para recorrer en bicicleta y ofrece más de 45 kilómetros de senderos que zigzaguean por las marismas rodeadas de mar. También se pueden practicar deportes acuáticos como la vela o el kitesurf; adentrarse en la reserva natural de Boschplaat, al este de la isla, para observar especies únicas de plantas, mariposas y una gran colonia de aves; y visitar el museo de pecios Wrakkenmuseum Terschelling, donde se pueden contemplar restos de más de 150 naufragios descubiertos en la costa.
3. BÜYÜKADA (TURQUÍA)
La Isla Grande (que es lo que significa Büyükada en turco) es un archipiélago de nueve islas, cinco de las cuales están habitadas, y Büyükada es la mayor de ellas. Se puede llegar fácilmente en ferry desde Estambul. En esta isla el tráfico de vehículos a motor está totalmente prohibido: solo se permiten carruajes y bicicletas. Es famosa por su arquitectura otomana, con villas y mansiones históricas de madera, legado de los príncipes exiliados que fijaron allí su residencia durante el sultanato. Hoy, los habitantes más ricos de Estambul tienen allí sus casas de campo, donde pasan fines de semana y vacaciones de temporada.
4. FILICUDI (ITALIA)
Como el resto de las Eolias, Filicudi es una isla volcánica de clima cálido y costa rocosa. Imposible no caer rendido ante su orografía abrupta o ante enclaves como el yacimiento de Capo Graziano. En sus alrededores se encuentra la pintoresca e íntima playa de Le Punte, a la que se puede llegar desde la calle principal de Filicudi. Lo mejor, el número reducido de turistas que visitan la isla, lo que hace de ella un paraíso a la vuelta de la esquina. Lo mejor para llegar es tomar un ferry desde Palermo, en la vecina isla de Sicilia.
5. CAPE CLEAR (IRLANDA)
Si te gusta la acampada o te has aficionado a ella a raíz del confinamiento, este destino te va a chiflar. Cape Clear es la isla habitada más meridional del Gaeltacht irlandés, a 13 kilómetros de la costa de West Cork. Los amantes del senderismo disfrutarán con su paisaje escarpado, mar agitado, vientos racheados y campos de brezo encajados entre las colinas y del mar. Más agreste, imposible. De hecho, esta isla es el principal centro de observación de aves de Irlanda y cada año se avistan ballenas, tortugas laúd, delfines y tiburones en sus aguas.
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¿Y vosotras? ¿Qué isla nos recomendáis para vivir una aventura de las que no se olvidan?