La psicóloga Ana Sierra intenta dar respuesta a una cuestión a la que, como la protagonista de nuestra novela romántica de mayo, todas nos enfrentamos en algún momento: disfrutar de una relación de pareja estable en la que se respetan los límites, deseos y aspiraciones individuales no debería ser un problema. ¿O sí?
La relación de pareja se inicia cuando conoces a esa persona con la que decides apostar por un proyecto, en principio, común. A veces deciden más tus emociones y neuroquímica, claro. Y lo hacen sin un solo estudio de mercado previo sobre las probabilidades de éxito de esa empresa. Más allá del sabor de sus besos -puede incluso que alguna que otra degustación más-, o incluso ciertos apuntes -habitualmente pocos, créeme-, sobre su forma de vida.
Así, básicamente, nos lanzamos a la incertidumbre de cabeza, con una seguridad ilusoria pasmosa. Con el tiempo, descubrimos que sí, que fue eso, una ilusión. Porque siento decirte -o no- que en esta vida nada es seguro. Y eso mola, aunque no nos hayan enseñado a disfrutarlo y nos falte el aire al pensarlo.
¿Y si en nuestros votos de amor se incluyesen determinadas cuestiones importantes, tales como los innegociables y los incompatibles? Pues conoceríamos mucho más, aunque nunca del todo, a la persona amada, deseada o futurible. Pero solemos regodearnos con lo que sí nos une, lo que ya compartimos. “¡Es mi alma gemela!”, contamos a las amigas con chispitas en los ojos. Vamos, que compramos el local más cuqui sin saber si nos sirve para el negocio que tenemos entre manos.
GEA O GESTIÓN ESTRATÉGICA DEL AMOR
Pues sí, para que una relación funcione (y esto hace referencia a que sea sana, y no que dure mucho tiempo a costa de todo), nuestra amiga GEA es la mejor aliada.
A estas alturas creerás que soy poco romántica si meto en la relación más cabeza que emociones, pero no es así. Podría parecer que todo tendría que estar perfectamente calculado para que funcionase dicho negocio. Pero es que las relaciones lo son; uno donde el win-win o la responsabilidad afectiva bilateral es fundamental.
Factores como la amabilidad, en su significado más amplio, hacen referencia a lo fáciles de amar que nos hacemos o se muestran los que comparten vida con nosotras en diferentes áreas. Incluyendo los cuidados, la escucha, las caricias -las cuales se dan con los cinco sentidos-, las acciones, actitudes, sonrisas, miradas y palabras.
Permitirse sentir, valorar y hablar. Con una comunicación abierta, desde la fuerza de la vulnerabilidad. Es la responsabilidad de amar, aprender a hacerlo, reconociendo previamente que no sé cómo o que me aterra. Porque no soy consciente de mi capacidad innata para conseguirlo.
Parece que tiene que existir una fórmula magistral con las claves para amar bien y ver crecer la relación y sus componentes. Para que nadie se apague, para que no solo brille la otra parte del negocio.
Pero no es así, esto quizá solo aumente las probabilidades de éxito. Porque hay mucho más que no depende de ti o de tu pareja. Hay cuestiones que nos atan el amor muy adentro, las cuales desconocemos o no estamos dispuestas a ver. Aún. Quizá algún día lo hagamos y exclamemos, «¡era eso!». Una pequeña herida que dio más guerra de lo que parecía en su momento.
HACER LOS DEBERES
Porque sí, hay que escuchar al corazón, pero también traer los deberes hechos de casa. Esto no significa que hasta que sepas AMAR no puedas mantener relaciones de pareja, sino que, con cada una de ellas o de las situaciones de cada relación, irás descubriendo qué es amar para ti y qué no. La clave, siempre, es hacer lo que más te conviene, desde el egoísmo maduro, ese que no quita para tener. Aunque sea para una relación de minutos, siempre, desde el AMOR.
Y estos deberes no son más que saber que, para que una relación sea sana, lo primero que hay que hacer es tener una buena relación contigo misma; o al menos intentarlo. Pues esta sí es la gran misión de toda tu vida.
Ojalá se pudiera aprender todo y entrenarlo mucho antes de meternos en ninguna otra relación. Pero la vida no es una oposición. La GEA empieza en ti y es para ti. Para que la compartas con quien desees.
Si estás en una relación insana, donde no se gana, deseo que aprendas gracias a ella, pero no a pesar de ella. Hay que saber marcar límites, porque sin ellos no eres. Y saber soltar. Aunque también abrazar. Elige tú a quién. Y si las relaciones de pareja te parecen complejas, quizá es que no te tratas lo suficiente.
Y ahora, disfruta la lectura de la novela romántica de mayo.