Porque a veces cumplir el sueño de un niño es su mejor medicina, la fundación Pequeño Deseo lleva más de 20 años sorprendiendo y regalando ilusión a niños afectados por enfermedades graves o crónicas. Con sus acciones contribuyen al apoyo emocional y se convierten en un complemento al tratamiento médico.
En estos días en los que nos volcamos con quienes más lo necesitan, las lectoras garbosas de Greta han recibido con su novela sorpresa de diciembre la varita-lápiz de la Fundación Pequeño Deseo. Un pequeño detalle que simboliza la gran tarea que realiza esta asociación desde el año 2000: cumplir los sueños de miles de niños que se encuentran ingresados por enfermedades graves o crónicas.
La fundación está dirigida por Cristina Cuadrado y presidida por Iñaki Orive, ejecutivo que conoció la asociación Make-A-Wish durante su etapa de estudiante en EEUU y le sirvió de inspiración para crear Pequeño Deseo a su regreso a España. En la actualidad tienen acuerdos con más de 35 hospitales de toda nuestra geografía, que les derivan a los pequeños que están más bajos de ánimo.
En ese momento, se pone en marcha una maquinaria prodigiosa: la fundación recibe información sobre el niño en cuestión; contacta con los padres, a quienes convierte en cómplices; conoce personalmente al niño y dejan que vuele su imaginación; y con la ayuda del hospital y de los progenitores, organizan todo para que vea realizado su sueño. Desde volar en helicóptero a dirigir una orquesta, conocer a su piloto de Fórmula 1 favorito o viajar a Disneyland Paris… nada queda fuera del alcance de la Fundación Pequeño Deseo.
CHUTE DE ALEGRÍA Y ENERGÍA
Con más de 500 deseos cumplidos cada año en toda España, cada caso se prepara de forma individual pensando en las necesidades y aspiraciones del niño. La Fundación cuenta con un equipo extraordinario que aúna experiencia, motivación y mucha ilusión, aunque la implicación inestimable de empresas, voluntarios, instituciones, particulares y socios es imprescindible para llevar a cabo esta ingente labor.
Una labor que más allá de un acto altruista y de buena voluntad se ha convertido en un complemento al tratamiento médico de algunos niños. Un estudio realizado en 2012 por el colegio de Psicólogos de Madrid y la Universidad Complutense demostraba cómo vivir esta experiencia provoca emociones positivas que inciden directamente en el bienestar de los niños y de su entorno más cercano.
Es más, esta positividad y esperanza, alegría y energía, llega a permanecer activa hasta seis meses después de haber vivido su deseo. ¿Entendéis ahora por qué la varita-lápiz es mágica?
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